Por: Jesús Díaz
El aumento del calor sobre la corteza
terrestre generada por emisiones de gas, producto de los derivados del
petróleo, de las chimeneas de las fábricas y del aerosol, entre otros, está
generando un calentamiento global y permitiendo que los rayos solares hagan
estragos en la humanidad que penetran a través del agujero que se abrió en la
capa de ozono por estas causas.
Acciones que ponen en peligro la vida de
millones de seres humanos por diversas enfermedades que padecen por los efectos
del calentamiento global, aunado a ello el Cambio
Climático que ya nos llegó, pero mucho más difícil son los fenómenos hidrometeorológicos
que cada año llegan con más fuerza y causan estragos en la humanidad, Huracanes
como Irma, Katia y José que causaron desastres en las
islas del Caribe, Estados Unidos y México.
Pero aún más peligroso son los movimientos
telúricos que cada vez son más frecuentes en el globo terráqueo, causando la
destrucción de edificios, la aparición de grietas en la tierra, la erupción de
volcanes, la muerte de miles de personas y millares de damnificados, acrecentando más
la pobreza en estos países en desgracia.
A
pesar de todos estos desastres que están ocurriendo en diversas partes del
mundo y que tienen a la humanidad al borde de la desesperación, es importante
saber su origen y estar preparados física y mentalmente para afrontarlos,
elevar nuestro nivel de frecuencia
vibratoria para estar en armonía
con el Dios Creador, porque lo que viene es aún más aterrador.
El aumento y la disminución del calor al interior
de la Tierra provocan “Corrientes de
Convección” que pueden empujar las placas, lo que hace que
se separen algunos centímetros cada año, acciones que pueden parecer
insignificantes pero los efectos son devastadores.
Este movimiento de las placas tectónicas es lo que provoca los
terremotos, producen los volcanes, crean las montañas, las islas, y tras
millones de años mueve Continentes enteros.
Las “Placas
Tectónicas” son los que producen
todos estos espectaculares eventos, mismos que se pueden mover de tres formas
diferentes: Se pueden separar, juntar o deslizarse una respecto a la otra.
Cuando dos placas se separan, se crea un
borde llamado “Limite Constructivo”, esto suele suceder bajo el mar, al
separarse las placas el magma líquido asciende, lo que puede hacer que una
cadena de volcanes entre en erupción. Con
el tiempo este magma se enfría y forma nuevas rocas en la superficie terrestre.
Cuando dos placas presionan la una contra
la otra pueden producir dos efectos: Si las dos placas son masas continentales
ambas superficies se elevan por la presión formando de esta manera una montaña,
a esto se le llama “Límite de
Colisión”.
Dos placas tectónicas arruga y eleva la
corteza terrestre, pero si una placa oceánica choca contra otra continental, la
oceánica de mayor densidad se mete bajo
la otra en un proceso llamado “Subducción”, en este caso se llama “Límite destructivo” (Placas oceánica y continental, es una zona de subducción).
La corteza que se ha hundido se funde para
formar magma, lo que puede desencadenar terremotos, y potentes erupciones volcánicas.
Cuando las placas se deslicen lateralmente,
se genera un “Límite Conservativo” (Límite
Conservativo: Las placas se deslizan lateralmente). No se crea ni se destruye la
corteza, pero pueden provocar graves terremotos de consecuencias inimaginables.
El movimiento de las placas implica la
continua remodelación de nuestro entorno a través del calor interno del
Planeta.
Científicos del mundo pronostican mayores
movimientos telúricos que pueden acabar con la mayor parte de la humanidad,
aunado a los efectos devastadores del Cambio Climático.
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