· No vivimos en zona sísmica, por lo tanto carecemos de esa cultura…
Por: Jesús Díaz
Chetumal, Q. Roo.- Ante la amenaza de nuevos temblores y
la advertencia de tsunamis que en cualquier momento pueden presentarse en el
Mar Caribe, debido a las placas tectónicas que en los últimos años están en
constante movimiento, es necesario que en el sureste del país adoptemos también
la cultura sísmica.
Lo anterior fue sugerido por diversos
ciudadanos, quienes coincidieron en señalar que en los últimos cuatro meses
hemos sido testigos de dos temblores, luego del
sismo que afectó la Ciudad de México el 9 de septiembre del año pasado
con epicentro en Oaxaca.
La señora Mirna Salas mencionó que “coincidentemente
el 9 de septiembre presenciamos un fenómeno sísmico que afectó el centro del
país y cuatro meses después, este 9 de enero pero del 2018, otro sismo también
se dejó sentir en Quintana Roo, pero con epicentro en Honduras”, mientras que Jorge Mendoza y Camila Arceo,
indicaron que con el Cambio Climático que ya nos llegó la humanidad está
expuesta a todos los peligros naturales.
Diversos fueron las reacciones de los
ciudadanos luego del temblor ocurrido la
noche del 9 de enero en Quintana Roo, entre ellos el miedo y la incredulidad de
lo que se experimentó, toda vez que no estamos acostumbrados a este tipo de fenómenos
naturales.
Durante el paso de las ondas magnéticas
del sismo que tuvo su epicentro a 33 kilómetros de profundidad en el Mar
Caribe, y a 66 kilómetros de la Isla del Cisne en Honduras, en los límites de
las placas “Caribe” y “Norteamérica”, este
inusual fenómeno se dejó sentir segundos después en Quintana Roo y estados vecinos, donde
muchas personas lo describieron como una
fuerte vibración y sonido como de
maquinaria pesada. Las láminas de zinc vibraban de manera extraña.
El Centro
Sismológico Nacional informó que el sismo registrado en el sur del país,
con epicentro fuera del territorio Mexicano, pero que fue percibido en Quintana
Roo a las 21:53 horas del 9 de enero del año en curso, tuvo una duración de 31
segundos.
La tensión aumentó más entre la población costera
de México sobre los anuncios de “Alerta
Máxima” que emitió después del sismo
en Honduras el “Centro de Alerta de
Tsunamis de los Estados Unidos” para los territorios costeros en el Mar
Caribe: Islas Caimán, Jamaica, México, Honduras, Cuba, Belice, San Andrés,
Costa Rica, Panamá, Nicaragua y Guatemala.
Las redes sociales de internet de
inmediato se llenaron de comentarios sobre lo acontecido, así como reprobaron
la tardía reacción de las autoridades gubernamentales para explicar sobre lo acontecido que causó
zozobra y tensión entre la población, así como la falta de información oportuna
por parte de las autoridades competentes.
El miedo se apoderó de diversos
ciudadanos, sobre todo de la parte baja de la ciudad de Chetumal, según dieron
cuenta algunos prestigiados medios informativos locales, pues aunque las
autoridades de Protección Civil
aseguraron que no había daños en
vivienda, la gente sintió temor por el hundimiento de calles por los desfondes
que han ocurrido, y donde gente mal intencionada aprovechó dichos desfondes de
la parte baja de la ciudad para subirlas en las redes como consecuencia del sismo. Nada que ver.
Algunos padres de familia optaron por no mandar a sus hijos a escuelas antiguas de la ciudad por temor a
que se cayeran los edificios, como los que se ubican en la “Andrés Quintana Roo”, “Francisco
I Madero”, “Benito Juárez”, “5 de Abril”, “Rufo Figueroa”, “Santiago
Pacheco”, lugares donde según los
directores de estos planteles hubo un ausentismo del 4 por ciento por estos
acontecimientos, pues dichos edificios tienen una antigüedad de más de 35 años.
Ante tales hechos es necesario que los ciudadanos adoptemos también en
el sur del país la “Cultura Sísmica” no solo la “Cultura
ciclónica” de la que ya estamos acostumbrados, pero también
¿tendremos que lidiar con los tsunamis? El Centro
de Alerta de Tsunamis en Estados
Unidos ya nos advirtió de estos peligros a los que también deberemos de
afrontar de hoy en adelante en el Mar
Caribe. Ya no estamos ajenos a nada… Dios
Nuestro Señor tiene la última palabra.
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