Por: Mario Hernández
“Si murmurar la verdad aún puede ser la
justicia de los débiles, la calumnia no puede ser otra cosa que la venganza de
los cobardes”… Jacinto Benavente.
¿Es un “hombre de bien”, como
se autocalifica desde un antifaz anónimo, quien, sin ser juez, de antemano
tilda de “culpable” a un semejante?
¿Cuánto valor civil tiene alguien que,
valiéndose de un escrito sin firmar, destroza moralmente a otro ser humano?
Independiente de la respuesta a ambas
interrogantes, las preguntas elementales surgen después de leer una especie de
manifiesto a la opinión pública, con el nombre “atento” de Norman Angulo McLiberty como autor. Sin
embargo, aunque tal escrito tiene el nombre antes señalado, luce sin firmar.
¿Qué nos dice el sentido común cuando cae
en nuestras manos una usurpadora sentencia condenatoria sin la rúbrica autoral?
El desciframiento de esa incógnita podría
hallarse en tres opciones:
Una, quien señala carece de argumentos
verdaderos para acusar.
Dos,
su intención es desacreditar a una persona, y
Tres,
es un pusilánime genuino.
A fin de cuentas, ensuciar el nombre de
una persona presumiblemente inocente, a través de un asqueroso escrito, sin
atreverse a asumir la responsabilidad, conlleva la intención de que si el
afectado reclama, el autor de tal panfleto puede negar la autoría, pretextando
que cualquier individuo pudo haber usado su nombre. Así de comodina sería la
respuesta.
Las dos hojas farragosas, con el nombre
de Norman Angulo McLiberty al final,
tienen un encabezado con letra grande, puras mayúsculas, moldes con negro
pesado, y con dos nombres subrayados:
“AÑEJO
Y DESGASTANTE LITIGIO PENAL ENTRE LA DEMANDANTE NORMA BEATRIZ ANGULO MUÑOA
EN CONTRA DE RODOLFO VALLE VILLASEÑOR.
A 10 AÑOS, AUN SIN RESOLBERSE LEGALMENTE Y SIN CASTIGO PARA EL CULPABLE”.
En un asfixiante baño de pureza (como si
se tratase de una regadera catártica –a base de autoelogios- no queda más que
preguntarse cómo es que el Vaticano no lo beatifica, sacándolo de esta
imperfecta sociedad), Norman Angulo McLiberty
dice que Rodolfo Villaseñor extrajo
material pétreo de un terreno de la señora Norma
Beatriz…
En un documento, con nombre y firma,
dirigido al director editorial de un periódico impreso en Chetumal, el señor Rodolfo Valle Villaseñor refuta la
declaración de Norman Angulo,
publicada en ese medio de comunicación.
Las precisiones se centran en 4 puntos,
que dejan al primero como un difamador.
Por la importancia de los puntos que
echan por tierra las mentiras de Norman
Angulo, las citamos.
1.-
Cuando se realizaron los trabajos de la carretera Bacalar-Xtomoc, yo le compré material de relleno al Sr. Cuauhtémoc Escobar Rivadeneira, en el
expediente 423/2003 están las copias de los cheques certificados, recibos y
pólizas de cheques firmados por este señor, correspondiente al pago del
material que me vendió, además la copia de la escritura del terreno que
acredita su propiedad, de donde él vendió y cobró junto con su hijo el material
que se extrajo de un banco de material, del cual ya le habían vendido a otras
empresas constructoras.
2.- En el 2002, más de
un año posterior a la realización de esa carretera denunció el supuesto
agraviado (Norman Angulo),
declarando que “parece” que es su terreno, y diez años
después seguimos sin saber dónde inicia y termina su terreno, porque nunca se
ha delimitado y la escritura pública que presenta fue hecha en la Ciudad de
Mérida, Yucatán, y en sus antecedentes dice, ubicada en Río Hondo, municipio de
Carrillo Puerto y no cuenta con coordenadas, mucho menos con título de
propiedad, por lo que es de sospechar de la autenticidad de la misma.
3.-
En su demanda, Norman Angulo me
acusa de robo calificado y en la cuantificación de los daños, el prominente,
honorable y bien nacido empresario, como se autodefine, incluye la extracción
de material de otro banco ubicado a más de un kilómetro de distancia,
pretendiendo cobrarme ese material, sin imaginarse que ese otro banco de
material es de mi propiedad, con lo cual se demuestra “la honradez y
honorabilidad del señor Angulo”.
4.-
Ahora bien, el señor Angulo dice que
ese terreno “parece que es de él”, y pretende hacerme responsable, aun
cuando yo le compré el material, como lo he demostrado, al señor Escobar Rivadeneira, quien en todo
caso, sería el responsable, ya que él lo vendió y cobró.
Los cuatro puntos están incluidos en el
documento que Valle Villaseñor
envió, como una manera de desenmascarar las patrañas del injurioso volante que
lleva el nombre de Norman Angulo McLiberty.
A diferencia de aquellas hojas
desafortunadas, el escrito aclaratorio del ingeniero Rodolfo Valle Villaseñor
contiene su firma y el sello del periódico al que lo dirigió, con fecha 16 de
abril del año en curso, a las 17:45 horas, con la firma de la recepción del
Diario de Quintana Roo.
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