Corea
del Norte acelera su carrera armamentística. El régimen de Pyongyang logró este viernes lanzar por
segunda vez un misil intercontinental que, en esta ocasión, impactó en aguas
del Mar de Japón. El cohete salió de Mupyong-ni, en la provincia meridional de
Changang -fronteriza con China- y tuvo una trayectoria de unos 1.000 kilómetros
antes de hundirse en el mar, según informó el
Pentágono.
La agencia oficial norcoreana KCNA aseguró
que se trata de un proyectil Hwasong-14,
similar al que el régimen disparó el pasado 4 de julio, cuando logró por
primera vez lanzar con éxito un misil intercontinental que, según los expertos,
podría tener capacidad de impactar Alaska, a unos 5.500 kilómetros de
distancia. Kim Jong-un supervisó la
prueba.
"Esta
última prueba demuestra la fiabilidad de nuestro cohete balístico intercontinental
y la capacidad de lanzarlo por sorpresa en cualquier lugar y a cualquier hora", dice la nota de KCNA. "Todo el territorio continental de
Estados Unidos está dentro de nuestro rango de ataque", afirmó Kim,
citado por la agencia.
Donald
Trump, ha condenado el lanzamiento y ha asegurado que tomará "todas las medidas necesarias" para proteger a su país y a los
aliados en la región. Además, en un comunicado ha dicho que se trata de una
acción "temeraria y peligrosa" del régimen de Pyongyang. "Al amenazar al mundo, estas armas y pruebas aíslan todavía
más a Corea del Norte, debilitan su economía y sacrifican a su pueblo".
Esta segunda prueba agudiza aún más el
pulso, vigente desde hace dos décadas, entre Corea del Norte y EE UU. El ensayo
tuvo lugar al día siguiente de que el Senado estadounidense aprobara una ley
que impone nuevas sanciones a Pyongyang
—también a Rusia e Irán— por su programa de misiles.
La norma, que debe ratificar el presidente
Donald Trump, endurece las
penalizaciones por la venta de determinados minerales y material militar a
Corea del Norte, y refuerza las inspecciones a barcos que atraquen en EE UU de
países que no respeten las resoluciones de la ONU sobre Pyongyang o
que hayan visitado el hermético país asiático.
El lanzamiento tuvo lugar a las 11:41 de
la noche del viernes en Corea del Norte. La agencia norcoreana aseguró que esta
última prueba es "una
advertencia severa" a Estados
Unidos. "La amenaza de guerra
de Washington solamente nos impulsa a justificar nuestra voluntad de
desarrollar armas nucleares",
dijo Kim Jong-un tras el ensayo.
El hecho de que esta prueba se haya
realizado a medianoche en vez de a primera de la mañana, como es habitual,
indica asimismo la voluntad de Pyongyang de mandar esta vez un mensaje más
directo a Washington: "El
momento del lanzamiento estaba cuidadosamente elegido para evitar la vigilancia
de Corea del Sur y maximizar el impacto entre los estadounidenses, porque
recibirían la noticia en sus horas de la mañana", apuntó Kim Dong-yub, profesor del Institute
for Far Eastern Studies (IFES) de la
Universidad de Kyungnam en Seúl, a la agencia surcoreana Yonhap.
El ministro de Defensa norcoreano ya había
amenazado pocos días antes con un ataque nuclear preventivo a EE UU en el caso
de que la primera potencia mundial decida optar por la vía militar para acabar
con el programa de armamento nuclear del país asiático. Corea del Norte no
esconde su ambición de poder alcanzar la Costa Oeste de EE UU con un misil y
asegura que es capaz de miniaturizar bombas nucleares para equiparlas a sus
cohetes.
También dice dominar la tecnología que
evita que un proyectil de estas características explote o se desintegre cuando
vuelve a entrar en la atmósfera en el lugar y punto deseado. Los expertos dudan
de que sea así, pero sí reconocen un avance significativo del programa de
armamento de Pyongyang.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe,
reunió de urgencia a su gabinete y a la cúpula militar. Lo mismo hizo el
Gobierno de Corea del Sur, que, como EE UU y Japón, también detectó el nuevo
ensayo.
Los ejércitos surcoreano y estadounidense
respondieron al lanzamiento con también pruebas conjuntas de misiles este
sábado por la mañana. El Ministro de Defensa surcoreano, Song Young-moo, anunció el despliegue de "activos estratégicos"
de Estados Unidos para hacer frente a lo que ha calificado de "grave
provocación que pone en peligro la estabilidad de la península coreana",
informa Yonhap.
NORAD,
la agencia de seguridad aérea de Estados Unidos y Canadá, determinó que el
misil “no supuso una amenaza” a América del Norte. Y el Pentágono
mandó un aviso al régimen de Kim Jong-un: “Se mantiene intacto nuestro
compromiso con la defensa de nuestros aliados, incluida Corea del Sur y Japón, frente
a estas amenazas. Nos mantenemos preparados para defendernos a nosotros mismos
y nuestros aliados ante cualquier ataque o provocación”, señaló en un
comunicado.
Tras el primer misil, Trump amenazó con adoptar represalias militares contra Pyongyang.
Pero, por ahora, la estrategia de su Gobierno sigue centrándose en la búsqueda
de una solución diplomática al contencioso. EE UU cree que China debe presionar
mucho más a Corea del Norte para que desmantele su programa atómico. Washington
ha restringido los viajes de estadounidenses a Corea del Norte y busca el
consenso necesario en la ONU para
imponerle nuevas sanciones.
El Gobierno estadounidense prohibirá esta
semana a sus ciudadanos viajar a la República Popular y Democrática de Corea,
como se autodenomina Corea del Norte
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