Corea del Norte advirtió a Estados Unidos
de que las maniobras militares conjuntas que el lunes 21 de agosto comienzan en
Corea del Sur no harán más que "echar
gasolina al fuego" en un
momento de fuertes tensiones entre Pyongyang
y Washington.
Pyongyang
realizó dos pruebas de misiles balísticos intercontinentales en julio, que
parecen haber puesto a su alcance buena parte del territorio de Estados Unidos,
a lo que el presidente Donald Trump
reaccionó advirtiendo de que Washington podía responder con "fuego e ira".
El régimen norcoreano amenazó entonces con
disparar misiles cerca del territorio estadounidense de Guam, en el Pacífico.
Y aunque su líder, Kim Jong-un, detuvo después este proyecto, advirtió de que su
ejecución dependería del comportamiento de Washington.
En este contexto, Corea del Sur y Estados
Unidos inician el lunes sus ejercicios conjuntos anuales, bajo el nombre "Ulchi Freedom Guardian", durante los cuales decenas de
miles de soldados se entrenarán para proteger el país contra un eventual ataque
norcoreano.
Cada año, Pyongyang, que considera estas
maniobras una provocación, lanza una amenaza de represalias militares.
"Estas
maniobras conjuntas son la expresión más explícita de su hostilidad hacia
nosotros, y nadie puede garantizar que estos ejercicios no deriven en
verdaderos combates", escribió
en un editorial este domingo el diario del partido único en el poder Rodong
Sinmun.
"Los ejercicios militares
conjuntos Ulchi Freedom Guardian serán como echar gasolina al fuego y agravarán
la situación en la península",
agregó.
Lanzando una advertencia contra "la fase incontrolable de una
guerra nuclear", el diario
añadía: "si Estados Unidos se
pierde en la fantasía según la cual una guerra en la península ocurriría frente
a la puerta de otro, lejos de ellos al otro lado del Pacífico, se equivoca más
que nunca".
El Departamento de Estado estadounidense
anunció que la operación "Ulchi
Freedom Guardian", basada en
simulaciones por ordenador, cuyo inicio se remonta a 1976 y que toma su nombre
de un general que defendió el antiguo reino coreano frente al invasor chino,
tendrá lugar este año como estaba previsto.
Washington se negó a precisar si este año
se verá reducida para no exacerbar las tensiones, pero el ministerio surcoreano
de Defensa anunció la participación de 17.500 soldados, una reducción
significativa respecto a los 25.000 que se implicaron en las maniobras del año
pasado.
Según la agencia surcoreana Yonhap, los
dos aliados estudian la pertinencia de abandonar su proyecto inicial de
desplegar dos portaviones cerca de la península en el marco de estas maniobras
militares conjuntas.
Paralelamente, el general Jeong Kyeong-doo, jefe del estado mayor
de las fuerzas armadas surcoreanas, consideró que la situación actual es "más grave que nunca".
Y advirtió a Pyongyang de que se expone a
graves represalias en caso de ataque. "En caso de provocación del enemigo,
(nuestro ejército) tomará medidas de represalia fuertes y determinadas para
hacérselo lamentar amargamente", afirmó.
Cuando Kim Jong-un postergó el proyecto sobre Guam, exigió que Washington
cesara sus "arrogantes
provocaciones" y aludió "a los enormes materiales
estratégicos nucleares" desplegados
en la región.
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