jueves, 29 de octubre de 2015

El esplendor de los mayas...



Por; Jesús Díaz

     Los mayas dejaron constancia de su cultura en México y países centroamericanos, una civilización nómada que a través de los siglos se expandió y floreció política y socialmente, pero su principal legado fue la astronomía y sus monumentos arquitectónicos que hoy en día gozamos, un pueblo que sigue luchando por conservar sus raíces.

     Se dieron a conocer por sus monumentales edificaciones que dejaron como legado para las generaciones de nuestro tiempo y que en diferentes períodos realizaron, fueron grandes astrónomos, vivían de la agricultura y elaboraban artesanías como sucede en la actualidad.

     En el desarrollo de sus actividades cotidianas y de trabajo no tenían transporte alguno como el que podemos percibir hoy en día en las comunidades rurales del sureste de México, Belice, Guatemala y el salvador (el triciclo, la bicicleta, el caballo, la moto y camionetas). No utilizaban caballos de carga hasta la llegada de los españoles durante la conquista.

     Sin embargo, obtuvieron mucho conocimiento del medio ambiente, se dirigían a través de los astros para realizar sus cosechas, para lo cual, establecieron técnicas agrícolas, improvisaron sistemas de captación y almacenamiento de agua pluvial como los cenotes, las aguadas y depósitos subterráneos (Chultanes).

  
     En el Preclásico, período en la que floreció la cultura maya (2000 a. C. – 100 d. C.) levantaron una serie de edificaciones arquitectónicas, monumentos esculpidos y textos jeroglíficos que dejaron  para constancia de la humanidad de nuestros tiempos, como los que observamos actualmente en Izapa, Chiapas, Cuello Belice, Chichén Itzá y Lol-Tun en Yucatán, cuyos orígenes mayas se remontan en otros países como Abaj takalik y Tikal en Guatemala, y el Chalchuapa en el Salvador.

     En diversos sitios mayas se construyeron enormes basamentos sobre los que se erigieron templos, palacios, edificios astronómicos, juegos de pelota como las que se edificaron en el período Protoclásico (Años 100 y 250 de nuestra era) como en el caso de las zonas arqueológicas de Kohunlich, Dzibilchaltun, Calakmul y el Mirador, en el sureste de México.

     Las edificaciones piramidales que construyeron en Guatemala, salvador, Belice y México, fueron templos o Santuarios dedicadas a sus deidades, alrededor vivían las familias comunes y en el centro los gobernantes, como el edificio de cinco pisos que se encuentra en Edzna, el Nohoch Mul en Coba, el Adivino en Uxmal, el templo de las inscripciones en Palenque, Chiapas o los templos elevados en Tikal, Guatemala.

    
      Las familias en ese entonces se dedicaban a la agricultura, la producción de diversos alimentos, artículos de consumo, artesanales (como las piezas arqueológicas que se encuentran en excavaciones de los sitios arqueológicos) y prestaban la mano de obra para la edificación de sus templos y edificios donde vivían sus gobernantes.

     En la actualidad los descendientes de los mayas que viven en comunidades rurales realizan las mismas actividades, pues dedican su tiempo a la agricultura en pequeños huertos, a la elaboración de productos artesanales y su medio de transporte es rudimentario, no así el de los gobernantes y funcionarios públicos que acuden a la zona rural en ostentosas camionetas y suburbans.


     Para la elaboración del “Calendario Maya” los astrónomos crearon dos ciclos o Cuentas de días a los que llamaban haba y Tzolkin. El primero medía los movimientos de la Tierra con respecto al Sol (365 días) y el segundo tenía un fuerte sentido religioso, como un almanaque sagrado (260 días).  

     Esta combinación de ambos ciclos les permitió a los mayas obtener una unidad de tiempo mayor 52 años (Llamada Cuenta larga). Sin embargo, necesitaban un calendario que registrara su pasado, presente y futuro. Fue así como crearon La Cuenta Larga o Serie Inicial integrado por 13 grandes periodos o Tatunes. Cada uno de esos periodos tenía alrededor de 394 años.

     
   No se sabe aún  con certeza los motivos por el cual la civilización maya desapareció de repente, solo podemos admirar a su descendencia que aún habita en comunidades mayas, descendientes de aquella antigua civilización que se negaba a desaparecer y decidieron no seguir a sus gobernantes hacia otros sitios, pero cubrieron con tierra sus monumentos arquitectónicos y templos sagrados para que no sean destruidas por saqueadores fortuitos.

Juego de pelota...
    
   Este resquebrajamiento que sufrieron las estructuras del poder político entre los años 900 y 1000 de nuestra era, se cree que fue por la intensa sequía, seguido de las plagas que asoló en esa época a los pueblos mayas.
     Y es hasta en el Postclásico Tardío (1200 – 1450 d. C.) que la cultura maya experimentaría un cambio en su vida política y social, abandonaron la elaboración de la cerámica y de la arquitectura, y surgieron nuevas acciones de gobierno con otras ideologías políticas.

Cenotes...

     A la llegada de los europeos al nuevo mundo, cambió por completo la vida social, cultural y espiritual de los pueblos mayas que sufrieron guerras, vejaciones, destruyeron sus monolitos, sus templos sagrados, su escritura (nos heredaron el Cero) y el proceso de transformación fue largo, donde al final los españoles impusieron un nuevo modelo de organización social y religioso llamado El nuevo mundo”.


     Hoy en día los pueblos mayas siguen luchando por conservar sus tradiciones y su bello esplendor, aún en contra de las innovaciones a la que es sometida por la modernidad tecnológica, pero que todavía se palpa el sentir de una población lacerada por el tiempo y los malos gobiernos que no se preocupan por mejorar sus condiciones de vida.     

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