lunes, 13 de agosto de 2018

Mi encuentro con los Ángeles




Por: Jesús Díaz

     Antes de iniciar con el relato de esta experiencia espiritual que viví, quiero dedicar este artículo a tan maravillosas personas  que acudieron a esta Congregación el fin de semana en la ciudad de Cancún, procedente de todas partes del sureste de nuestro país.

     Fue una experiencia nunca antes vivida que trajeron paz espiritual a mi vida en este encuentro“. Son Ángeles que brillan con luz propia… Y a mis Arcángeles por ese Amor incondicional que siempre me han tenido, y que hoy traen de nuevo la paz a mi alma, después de tantos años pérdida.

     Los conocí en Teotihuacán, los volví a ver en Chetumal, y ahora en la Ciudad de Cancún los vi iluminar cientos de rostros adustos.

     Mi encuentro con los Ángeles, para muchos inexistentes pero para quienes los hemos conocido, son la creación perpetua de la Santísima Trinidad.

     Seres de luz que desde que nacemos están allí siempre, en el momento cuando más los necesitamos, seres que vibran en un nivel de armonía espiritual lejano para nosotros pero no difícil para poder vibrar en el mismo nivel de fraternidad que ellos.

     Nuestros Ángeles lloran cuando nos ven llorar, sufren cuando nos ven sufrir, se preocupan tanto por nosotros que se sienten morir cuando nos ven caer en el abismo de la maldad, un abismo de oscuridad donde muchos caemos sin medir las consecuencias de nuestros actos.
     Muchas veces no los vemos pero lo sentimos cuando vibramos en el mismo nivel de armonía espiritual al de ellos.



     Si hablamos de Ángeles, la mayoría vive en el paraíso que Dios Padre les asignó para ser felices, otros están aquí en la Tierra tocando a las puertas de Nuestros corazones, solo que no alcanzamos a verlos porque toda la vida somos personas negativas, que vibramos en un nivel astral muy bajo, donde se anidan el resentimiento, los rencores, los odios, las amarguras, los temores, los miedos, las traiciones y toda inmundicia que se asienta en nuestros pensamientos desde que nacemos.

      Vivimos en un mundo de desigualdad social, de materialismo imperante, que nos aleja cada vez más de los valores espirituales, donde la injusticia, la crueldad, la maldad, la traición, la frustración, los odios, los miedos, los temores, las amarguras y el resentimiento, son entre otros los sentimientos más crueles a los que nos enfrentamos todos los días en este mundo de tentaciones.          

     Yo recuerdo estar orando en aquella cadena espiritual al que acudí a una Hacienda a las afueras de la ciudad de Cancún  con un grupo de personas que como yo buscan reencontrarse asimismo, del porqué de sus fracasos, de su mediocridad ante la vida, cuando de pronto sentí que alguien me dijo al oído No temas sacar todo lo que te lastima en el alma, es el momento de hacerlo, el Señor te escucha”. No se es demasiado tarde para comenzar en la vida y arrepentirse de nuestros pecados”. “Dios tiene los Tiempos perfectos, él sabe como cuando y en donde vas a tocar fondo para reconocer que necesitas de su ayuda espiritual,  y tu llegada aquí no es casualidad, el Señor Nuestro Dios sabía que vendrías y guió tus pasos hasta aquí. Así que aprovéchalo, solo déjate guiar.

     No comprendía lo que me decía pero lo que me esperaba en las horas posteriores marcaría mi vida por siempre. Le pregunté al ser que me hablaba_ ¿Cómo es Dios? ¿Cómo puedo verlo y saber de él?

     Me respondió_ Si quieres conocerlo solo siéntelo, respira profundo, suelta el aire  y concéntrate en él. Pídele que te libere de todo eso que te atormenta y que no te deja vivir en paz en la vida.



     “Somos hijos del Padre viviente, si no lo conoces ahora que estas aquí, solo vivirás en la pobreza cuando regreses al mundo del que viniste.

     _Pero ¿Cómo lo puedo sentir? Le respondí…

     _ ¿Alguna vez has escuchado a tu corazón? El secreto para poseer la verdad está en el Padre y el Padre es “AMOR”… El Padresiempre ha estado en tu corazón, solo tienes que sentirlo, mirar hacia dentro de ti, es como una energía que recorre tu cuerpo.

     “Si no has sabido amar en la vida, entonces como quieres que te amen tus semejantes si no sabes dar AMOR; entonces no los culpes de algo que tú careces. Nuestro Padre es un Dios de AMOR, es nuestra propia injusticia la que se revela en nosotros mismos.

     “El haber sido creados por el Padre Santísimo supone la máxima manifestación de AMOR”. Así que no temas pedirle que te libere de tus pecados… Hazlo, es el momento”. “La energía que penetra tu cuerpo es la manifestación del Dios Creador.

     Aprendí mucho de las experiencias de mis hermanos, tal parecía que cada relato de sus vivencias era una copia mía hecha al carbón, pues son experiencias similares a las que yo viví. Y la verdad comprendí, porque somos los mismos actores en diferente escenario.

     Una voz interior se dejó escuchar en mi mente nuevamente No temas recibir a Dios, es un ser de luz que brilla con la Luz Divina del AMOR”, era la voz de mi Ángel que al final de los tres días de penitencia en aquel lugar conocería, porque me guió hacia Dios Padre”, hacia la Santísima Trinidad.

     Mi corazón comenzó a latir con mayor fuerza, buscaba entre los comensales la verdad, buscaba reencontrarme conmigo mismo, y saber porque estaba lleno de Resentimientos, odios, rencores, amarguras, temores, miedos, y todas aquellas energías negativas que atrofiaban mi mente y que no me dejaban vivir en paz consigo mismo.

     Descubrí que esa voz era la de mi Ángel Alfredo, lo supe al final de mi retiro, cuando ya me encontraba perdido y creí no ver al Dios Divino, esa voz que semanas antes me decía que me esperaba en Cancún para guiarme al Dios Santísimo.

     Esa tarde, al final de mi retiro espiritual en aquella Hacienda, me dijo ¿Te sucede algo? Deja abrir tu corazón para que puedas ver a Dios Nuestro Señor y le puedas pedir con fe que te libere de tus ataduras, de las cosas malas que bienes arrastrando en la vida, desde tu infancia.

     Le respondí que no podía, pero esa voz que escuché en mi interior momentos antes era la misma voz que me habló un día antes cuando en oración le pedía a Dios por mis pecados, era como sentir el Cielo en medio de la Tierra.

     ¿Te sucede algo? Me volvió a preguntar ese ser de cabello blanco. Le respondí que no podía moverme que algo o alguien me habían sujetado de las muñecas, un nudo en la garganta aprisionaba mis palabras que me impedían sacar de mi mente todo dolor que desde la infancia me venía lacerando el alma. Y no sabía que esas ataduras es señal de que ya mi corazón se habría  y estaba recibiendo al Señor mi Dios.

     Ese retiro espiritual, cuyas cadenas de oración se elevaban al Cielo para abrir las puertas del paraíso a los corazones desvalidos que esa tarde de “resurrección” anunciaban el nacimiento de un nuevo “Bebé”, cambió mi vida para siempre, porque desde que salí de allí soy una persona renovada con un corazón nuevo, y le doy gracias a mi padrino Alfredoquien guió mis pasos hacia Dios, pues fue allí en ese preciso momento de oración donde pude conocer a mi Creador”, al Dios del Universo y de todo lo que nos rodea.



     Recuerdo ese momento sublime cuando extendió sus manos hacia mí y me conminó a sacar de mi cuerpo, mente y espíritu, toda la podredumbre que me lastimaba desde mi infancia y que me impedía ser feliz en la vida, triunfar en lo profesional y crecer en lo espiritual.

     Recuerdo que ya agotado por el esfuerzo físico, yacía en el suelo inerte,  pues ya había sacado todo el mal que corrompió mi alma durante años, fue cuando la máxima manifestación divina se presentó ante mis ojos. Recuerdo que ya agotado, luego de haber enterrado mi pasado, un Ángel me guió hacia la Cuarta Dimensión y me enseñó el Cielo. Por espacio de segundos pude ver claramente en esa manifestación espiritual a la Santísima Trinidad, nadie me lo contó, yo lo vi con mis propios ojos, la manifestación Divina del Dios viviente; y yo viví ese momento tan divino que ha marcado mi vida para siempre.

     Hoy sé que no todo está acabado en mi vida, que a pesar de mis fracasos, siempre hay una luz que te espera al final del camino, y yo encontré mi camino en Dios Padre… Gracias mi Señor por haberme enviado a tus Ángeles en la Tierra cuando ya todo en mi estaba perdido, cuando ya había tocado fondo en la vida y del que solo quería morir, pero que en este encuentro espiritual escuchando la voz de los Ángeles cantar alabanzas al Dios Santísimo, volví a nacer.

     En el nombre de la Sangre de Jesucristo y sus legiones de Ángeles, te pido Dios Padre que bañes mi cuerpo, mi espacio con tu Luz protectora y corten, liberen de toda mala energía los corazones de tan maravillosas personas que vivieron este Encuentro con los Ángeles de Dios, y asciendan a la esfera de luz que les corresponda a cada uno de ellos, esa energía Divina… Amén.



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