lunes, 31 de octubre de 2016

La violencia sacude la economía del país...


Por: Jesús Díaz


    La desigualdad social, la marginación y la pobreza extrema están causando estragos en diversos estados del país como consecuencia de la poca voluntad de los gobiernos para aplicar las políticas públicas en materia laboral, que den sustento a las familias con mayores oportunidades de crecimiento económico.

     El gobierno en sus tres niveles no se preocupa por llevar hasta los rincones más apartados de su jurisdicción las necesidades que más apremian a la población, prefieren desviar recursos de los programas asignados para obra pública y social y canalizarlos a las campañas políticas y otras necesidades de los grupos de poder.

     En sus discursos manejan la demagogia a voluntad y son muy pocas las veces que cumplen con las promesas hechas durante sus campañas políticas, pues durante los primeros cien días de su gobierno no cumplen siquiera el 15 por ciento de las promesas que comprometieron cuando buscaban el voto popular.

     Hoy a la sociedad ya no se le puede engañar con discursos demagogos, carentes de sensibilidad política para hacer bien las cosas, porque así como votaron por ellos en las urnas electorales, en poco tiempo los pueden desconocer y tratarlos como a unos mentirosos.

     Con tristeza vemos que gobiernos pasan y la sociedad continúa fregada por la falta de oportunidades de trabajo, por lo que muchos se ven en la necesidad de delinquir para poder conseguir el sustento para sus familias.

     Aún con la alternancia en el poder que se da en los estados y el convencimiento de los gobernantes para que voten por ellos, aun así la pobreza se palpa en diversas zonas de México y los gobiernos en sus tres niveles no hacen nada por sacar a las familias en la pobreza que se encuentran.

     No hay programas sociales efectivos que sirvan para beneficio de la sociedad, los recursos son desviados para otros fines lucrativos, y como consecuencia de este mal gobierno son los más de 80 millones de mexicanos que aún viven en pobreza extrema.


     Los gobiernos solo se la pasan mintiendo con discursos demagogos que ya tienen cansado a los ciudadanos, haciendo promesas que nunca cumplen, prometiendo mayores fuentes de empleo para el sustento de la familia, mentiras que cansan a una sociedad arrastrada por la pobreza y la marginación social.

     Hoy con tristeza vemos a los ricos que cada vez se hacen  más ricos, mientras que a los pobres continúan sumidos en la miseria, situación que ha dado motivo al alto índice de delitos en todo el país.

     Por estas causas la violencia está hundiendo más al país y el gobierno de los estados como la federación no hace nada para combatir este cáncer social que afecta a las familias mexicanas.

     Tenemos que entender que la violencia afecta directamente a las familias y a los mismos empresarios que ven desprotegidos sus patrimonios, por lo que ya no quieren invertir en empresas para que haya fuentes de empleo.

     Prefieren irse a invertir a otros estados con menos índice de delincuencia o al extranjero donde puedan asegurar su dinero y un patrimonio para sus familias, pues son presa fácil de la delincuencia organizada que los obliga a pagar derecho de piso, son extorsionados, secuestrados, asesinados e intimidados si no acceden a las exigencias de los delincuentes que operan en el país.

     La delincuencia se ha extendido de norte a sur de México, y no hay lugar seguro para asentarse y lograr un porvenir para sus familias, sin ser presa de la misma delincuencia que opera en toda la República Mexicana.


     Tanto Michoacán, Zacatecas, Chihuahua, el estado de México, Guerrero, Veracruz, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, entre otros, ya no hay seguridad para la inversión, y la falta de fuentes de trabajo es evidente en esos estados asolados por las delincuencia.  
  
     Lugares donde grupos delictivos como los Zetas y los Cárteles de la droga han asentado sus bases para operar, desatando de esta manera una guerra sin cuartel entre grupos de delincuentes para quedarse con la plaza, generando así una ola de violencia, muerte y destrucción social.

     El mismo gobierno de la entidad como la federación deben generar programas que permitan la disminución de estos delitos para que pueda haber paz social y tranquilidad en las calles, ya que su crecimiento afecta directamente a la economía del país, de las mismas familias, porque la inversión ya no fluye, y los negocios cada vez son cerrados por estos motivos, quedando en el desamparo cientos de trabajadores.

     Los altos índices de inseguridad siguen afectando al sector empresarial y a las mismas familias, lo que ocasiona que la economía ya no fluya porque lesionan directamente la inversión, el cual, perjudica también la productividad, el comercio y la generación de empleos.


     El presidente de México, Enrique Peña Nieto, comprometió que su gobierno seguirá enfrentando con sistemas de inteligencia, coordinación, firmeza y eficacia, al crimen organizado, contamos con el respaldo de millones de mexicanos que buscan vivir en un país de leyes y libertades.

     Por esta razón la clase empresarial pide un alto al índice de robos, secuestros, extorciones y homicidios que sufren a manos del hampa, y exhortan al gobierno de  Peña Nieto, a poner orden en los estados de la federación para que los inversionistas garanticen la seguridad de sus negocios que son el principal generador de empleos en el país.  

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