jueves, 20 de octubre de 2016

México en la actualidad… El país que merecemos


                    
Por: Jesús Díaz

     No ha cambiado nada el país desde los gobiernos priistas que antecedieron a los panistas con el famoso cambio que nos prometieron y que nunca llegó, pues la desigualdad económica aún prevalece en diferentes estados, donde más de 80 millones de mexicanos viven en situación vulnerable, cinturones de miseria que los gobiernos no han podido combatir por la corrupción imperante en todas las esferas gubernamentales. 

     Antes de la llegada del panismo a los Pinosfuimos sometidos por un gobierno opresor que por más de 70 años nos gobernó y que con la alternancia en el gobierno federal los cinturones de miseria aumentaron también, a tal grado que al término del sexenio de Felipe Calderón Hinojosa, la cifra de pobreza extrema rebasa los 80 millones de ciudadanos.  
 

     Como habitantes de un país en vías de desarrollo tenemos que elegir a nuestras propias autoridades que comulguen con nuestra forma de vida y promuevan el bienestar de las familias, y no permitir más imposiciones de personajes que solo sirven a intereses de grupo o de partidos, olvidándose de esta manera de las promesas hechas durante sus campañas proselitistas, y la única manera de cambiar al país que merecemos es ejercer el voto en el día de las elecciones.

     Así mismo, debemos poner de nuestra parte y no dejarle todo al gobierno para que haga las cosas por nosotros, sino coadyuvar en la integración de una nación más competitiva, sólida,  justa y equitativa, donde no haya tanta corrupción, abuso de poder ni delincuencia en las calles. 

      Sobre todo que los programas sociales y de obra pública vayan encaminados a mejorar la vida de las familias  mexicanas, con proyectos productivos, inversiones que den empleos a los hombres del campo y de las colonias populares.

     Tanto los líderes panistas como  perredistas nos hicieron creer en la década de los noventa que los gobiernos emanados del PRI, lejos de velar por los intereses de los ciudadanos se enriquecían al amparo del erario público, porque cada sexenio surgen nuevos funcionarios ricos, mientras que los pobres cada vez son más pobres.

 

     Y es precisamente en esa misma época que los dueños del poder político y económico nos lavaron el cerebro y a través de la mercadotecnia nos hicieron creer que Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León saquearon al país dejando en la ruina a los mexicanos, pues la economía sacudió a  todos los sectores sociales y productivos.

     Fue entonces que surgió una figura del panismo conservador avalado por el gobierno norteamericano de George Bush, un personaje de botas y sombrero que recayó en aquel tiempo en la persona del gobernador de Guadalajara, Jalisco, Vicente Fox Quesada, quien nos prometió el cambioque nunca vimos pasar, y que esperábamos que con Felipe Calderón Hinojosa sucediera, pero no fue así. Solo se dio la alternancia en el gobierno de la República, 

     Los mexicanos decididos aceptamos la alternancia en el gobierno y la adoptamos como tal, para ver si así se componían las cosas en el país, razón por la que se confió de nuevo en el PRI, depositando el voto de confianza en el candidato de la elite política y económica, en el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, que hoy con la recisión económica por la que atraviesa el país, no ha podido convencer a la sociedad ante la pésima administración de su gobierno.


     Ante estas evidencias, estoy casi seguro que el problema no radica en lo ratero que fue Carlos Salinas de Gortari, en la ineptitud de Ernesto Zedillo, en lo hablador que fue Vicente Fox ni en la incapacidad de Felipe Calderón que sembró de muertos al país con la idea de combatir la delincuencia de manera frontal, o en la inestabilidad política de Enrique Peña Nieto para abatir los índices de pobreza y marginación para el progreso de todos los sectores de la sociedad.  

     Creo que el problema está en uno mismo que no somos capaces de decidir por nuestro futuro propio y dejamos que otros lo hagan por nosotros. Lamentablemente pertenecemos a un país donde permitimos que las autoridades manejen nuestras vidas a su antojo, una nación donde hacerse rico de la noche a la mañana es más valorada que formar una familia, un estado donde cada vez cientos de familias se desintegran y aumenta la violencia intrafamiliar.

     No merecemos un gobierno donde la corrupción es el pan nuestro de cada día, donde por la falta de recursos muchos proyectos quedan sin concluir  y obras fantasmas bien pagadas;  merecemos un gobierno que se preocupe por la creación de empresas ante la escases de fuentes de empleo y los altos índices de marginación y pobreza que existe en todo México.

     Pertenezco a un país donde las calles continuamente están llenos de baches, en donde los robos a casas habitacionales, secuestros, asaltos, asesinatos y extorciones, son ya una realidad en pleno siglo XXI, donde la impunidad es un delito, donde no hay interés por la ecología y el cuidado del medio ambiente.

 
  
   Vivo en un lugar  donde las personas tiran su basura en plena calle y luego reclaman al gobierno por no darle mantenimiento al drenaje y pozos de absorción, un país en donde no hay respeto por la niñez, para la mujer ni para los adultos mayores de la tercera edad, en donde no existe la cultura por la lectura, consciencia por la política, y no hay interés por mejorar  la economía de los ciudadanos.

     Pertenezco a una nación donde los Diputados y Senadores trabajan pocos días del año y cobran todos los demás como si fueran altos ejecutivos, un estado donde los agentes de tránsito ya no tienen dientes de tanto sangrar a los automovilistas, un pueblo donde autoridades policiales están en la nómina de la delincuencia organizada, desde altos mandos hasta el policía raso. 

     Como mexicanos debemos decir ¡ya basta! de tantos improperios, de tantas falsedades, de tantas deslealtades, mentiras y  calumnias que a nada bueno nos lleva, por eso estamos jodidos y sumergidos en la mendicidad, porque aceptamos las migajas y todo lo que nos dé el gobierno.



     Como ciudadanos tenemos muchas cosas que hacer por nuestro país, por nuestro entorno,  pero nos falta mucho para ser los hombres y mujeres que nuestra nación requiere, porque esos defectos lo vemos en nuestras autoridades y no nos fijamos que nuestra cola es más grande, es lo que nos tiene realmente fregados a todos, nuestra falta de calidad humana.

     Aunque los ex presidentes Vicente Fox, Felipe Calderón o el mismo Peña Nieto hubieran renunciado a la presidencia de la República cuando el pueblo se los exigía, de todos modos quien llegue al poder, ya sea del PAN, PRD, MORENA o del mismo PRI, va a ser igual, porque quien entra al gobierno en sus tres niveles, tienen que seguir trabajando con la misma materia prima defectuosa cada tres o seis años, pues vemos en las dependencias públicas a las mismas caras, los mismos rostros sonrientes o adustos, que les da igual recibir las demandas de la sociedad o negarlas como sucede siempre.

      Son los mismos funcionarios que vemos en las dependencias públicas ocupando otros puestos, solo se cambia al gobernante y al presidente municipal, cuando en el frigorífico hay más gente que tiene varios años esperando una oportunidad para ser contratados y brindar un mejor servicio a la sociedad.

     Para que en México se vea el cambio que tanto desean los ciudadanos, un cambio que nos lleve a una mejor estabilidad política, económica y social, tenemos que erradicar primeramente los vicios que tenemos como pueblo y después empezar a cambiar nosotros mismos como mexicanos, con pensamientos positivos, ganas de hacer bien las cosas por nuestra gente sin criticar a los demás por sus acciones.

 

     Por eso ningún gobierno servirá como sucedió con Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y actualmente con Enrique Peña, si nosotros como sociedad no cambiamos nuestra vana manera de pensar y de actuar.    

     Tampoco necesitamos que venga a gobernar un dictador para que nos haga cumplir la ley a la fuerza como sucede con Cuba y Venezuela, no requerimos de estos regímenes políticos, necesitamos un cambio de fuerza, de mentalidad política como sucedió en el año 2000 con la llegada de Vicente Fox Quesada al gobierno de la República, cuando los mexicanos en las urnas electorales decidimos poner fin a más de 70 años de sometimiento priista.

     Tampoco necesitamos un nuevo levantamiento armado ni marchas continuas para exigir la renuncia del gobernante en turno como sucede con Peña Nieto que no ha hecho nada por mejorar la situación económica por la que atraviesa el país, que no se refleja en los bolsillos de clase trabajadora y asalariada ni en el nivel de vida de las familias mexicanas.


 

     Nuestra economía seguirá igual ante la falta de empleos bien remunerados y la instalación de nuevas empresas para la creación de fuentes de trabajo, créditos oportunos para invertir en el campo agrícola, en la pequeña o mediana empresa, y ¿cómo lo vamos a lograr? Solo trabajando en conjunto gobierno y sociedad podremos alcanzar nuestras metas, hacer de México una nación de oportunidades, más competitiva y próspera.

     Y la manera más clara para enfrentar nuevos retos es acudiendo a las urnas electorales para votar en cada proceso electivo por la persona que lleve a México, al estado o municipio a una transformación más sólida que de paz y tranquilidad a las familias, un cambio de mentalidad, de conciencia donde la economía fluya y no haya más pobreza. Este es el país que merecemos.





 
    

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