Por: Eduardo Sadot-Morales Figueroa
En la lucha revolucionaria por derrocar al gobierno de Porfirio Díaz, a los caudillos revolucionarios los unió el afán de acabar con el gobierno del dictador y las aspiraciones sociales a un nuevo orden mas justo, pero entre ellos mismos había divergencias, algunos mas a la derecha y otros mas a la izquierda, Madero y Carranza en Coahuila, los hermanos Figueroa en Guerrero, Gonzalo N. Santos en San Luis Potosí y Tamaulipas en la derecha, Flores Magón, Obregón, Calles y Villa al centro. Zapata en Morelos, los hermanos Serdán en Puebla, Cárdenas en Michoacán a la izquierda. Por eso, no es casualidad que en las elecciones donde participó Cuauhtémoc Cárdenas contra Salinas, el Ingeniero Ganó en Morelos.
Lo que no ha sido cabalmente comprendido por los morelenses es que durante los gobiernos priístas cuando las elecciones eran un proceso manejado desde los “Pinos”, los gobernadores llegaban al cargo, como en todo el país, con el respaldo del presidente en turno, pero conforme se abrieron las elecciones y se modificó el escenario electoral con mayores controles que reconocieran realmente la participación ciudadana el PRI tuvo que volverse una real opción de gobierno y configurar un partido competitivo, capaz de ganar una elección, condición que todavía no se ha dado en Morelos. Hubo tres Estados donde el PRI no estuvo preparado para ese escenario. Jalisco, Morelos y Guanajuato.
En Jalisco por las características de su sociedad pudo crecer el priísmo hacer a un lado sus diferencias internas y sumarse a un proyecto común y de partido, lo que le valió recuperar la gubernatura. En Guanajuato no se ha podido consolidar un PRI competitivo y convincente ante una sociedad con profundos antecedentes religiosos que aún no se consolida como opción real de gobierno.
Morelos tampoco ha podido superar su etapa caudillista, similar al término de la revolución, los grupos políticos priístas son como el PRD del DF, en el mejor de los casos un grupo de tribus encabezadas por caudillos con mentalidad del siglo pasado y en el peor, de pandillas que no han podido madurar para consolidar una real fuerza política solida que se integre en un partido político fuerte, que represente a la sociedad, se identifique con ella y se manifieste con la solidez de un partido político.
Hace tres elecciones que intentan recuperar el poder que por la vía electoral limpia no han tenido. Los priístas morelenses vivieron con el cobijo central y cuando el PRI perdió la presidencia, los errores de sus gobernantes abonaron a su derrota y en la clase política priísta no supieron que hacer, dejaron el espacio libre y se enfrascaron en luchas intestinas ambiciosas y sin un proyecto político ni ideológicamente ni prácticamente viable para lograr llegar a casa Morelos.
Aún hoy, hay quienes creen, que después de perder el poder no han podido recuperarlo, sin darse cuenta que en realidad nunca lo tuvieron, que si gobernaron fue por las condiciones del priísmo en el país, que el PRI de Morelos debe convertirse en partido político competitivo y convincente que seduzca o entusiasme a la sociedad como opción de gobierno que es ni ha existido.
Sigue en la etapa del caudillismo añorante de su pasado zapatista, pero sin cohesión de madurez política y mientras no lo asuman y superen la etapa de caudillismo, mientras no actúen con madurez pasarán elecciones sin recuperar el gobierno, mientras primero no construyan un partido institucional, integral que sume a las reales fuerzas partidistas y se cierren las puertas a quienes ven la política como un boyante negocio, que rompa con la herencia de Estrada Cajigal, de maicear a placer a los pulverizados y dóciles liderazgos priístas… (FUENTE: sadot16@hotmail.com)