- Un estado que solía ser tranquilo, ahora en medio de la guerra entre los cárteles del crimen organizado…
Por: Olga R. Rodríguez
Progreso, México (AP).- Cada domingo, unas 100 personas se
congregan para jugar béisbol en un terreno polvoriento marcado solamente por un
montículo y gradas oxidadas. Es el acontecimiento de la semana en este pequeño
pueblo de 800 habitantes en el norte de México que sólo tiene una gasolinera y
no cuenta con supermercado, banco ni escuela secundaria.
Pese
al nutrido grupo de peloteros y espectadores, nadie está dispuesto a admitir
que estaba allí la tarde del 7 de octubre ni que vio el tiroteo en las afueras
del campo de béisbol en el corazón del estado de Coahuila.
Infantes de Marina mexicanos mataron a
tiros a Heriberto Lazcano, "El Lazca", un fundador y líder del cártel de los Zetas. Es el capo de mayor importancia en ser abatido en la
guerra contra el narcotráfico lanzada hace seis años por el presidente Felipe Calderón.
Días más tarde, nadie siquiera admitió
haber estado en el partido. "No
nos gustan los deportes", dijo
un adolescente que esperaba su autobús escolar la semana pasada cuando una
reportera de The Associated Press le
preguntó si él y sus amigos habían jugado ese domingo. Los peloteros en esos
encuentros semanales son adolescentes en su mayoría.
Algunos residentes del pueblo sí dicen
haber escuchado las explosiones de granadas que al parecer Lazcano lanzó cuando trataba de escapar, pero insisten en que
estaban en casa en esos momentos y pensaron que se trataba de fuegos
artificiales.
La renuencia a hablar
no es sorprendente…
Las guerras entre cárteles en estados
vecinos han convertido a Coahuila en una guarida para los Zetas, de la misma forma que el remoto "Triángulo Dorado"
en el noroeste de México, donde se rumora que se oculta el narcotraficante más
buscado del mundo, Joaquín "El
Chapo" Guzmán.
"Coahuila
es para los Zetas lo que la Sierra
Madre es para El Chapo... fácilmente
defendible, escasamente poblado y relativamente fácil para entrar y salir", dijo el experto de seguridad Samuel Logan, coautor de un libro
reciente sobre los Zetas.
El silencio y el miedo gobiernan el
escarpado terreno minero y agrario de Coahuila, donde están 95% de las reservas
carboníferas de México.
El estado provee la imagen más fresca de
una sangrienta guerra en la que han muerto más de 50.000 personas desde el 2006
y la incertidumbre por la que pasa el país en momentos en que el presidente Enrique Peña Nieto, se apresta a traer
de regreso al poder al Partido Revolucionario Institucional (PRI) que gobernó al país durante
décadas, cuando asuma el cargo el 1 de
diciembre.
"Aquí
era un lugar muy tranquilo. Las mujeres sacaban sus mecedoras y se quedaban
hasta tarde platicando, jugando lotería",
dijo un reportero televisivo local de 31 años que no quiso ser identificado
porque ha recibido amenazas. "Pero
eso ya nadie lo hace".
Los
cárteles de la droga operan desde hace tiempo en Coahuila. Pero su terreno
montañoso hace que el contrabando a gran escala sea muy difícil y poco
atractivo para los narcotraficantes que se disputan el control de las
principales rutas de trasiego de droga en Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y
Reynosa.
El Lazca... |
Hasta hace tan poco como el 2006, la
mayor noticia relacionada con los narcóticos en Coahuila fue una fiesta
infantil en la ciudad de Piedras Negras (ubicada frente a Eagle Pass, Texas) presuntamente
financiada por Osiel Cárdenas Guillén,
en ese entonces líder del Cártel del
Golfo, que envió bicicletas, juguetes y un pastel con la leyenda "Feliz Día del Niño de parte de su
amigo Osiel" en el merengue.
Lazcano,
se inició en el crimen organizado trabajando para Cárdenas, acompañado por su grupo de ex miembros de las fuerzas
especiales del ejército que fungían como asesinos a sueldo del Cártel del Golfo.
Ambos grupos delictivos no se separaron
sino hasta el 2010. Pero ya en el 2008, residentes de Progreso y pueblos cercanos dijeron que comenzaron a notar la
llegada de hombres muy jóvenes y extraños, los cuales se desplazaban en
caravanas de camionetas tipo pick up con armas de alto calibre y chalecos que
decían "Policía Federal".
Por sus tatuajes y su hábito de beber,
los locales sabían que no se trataba de policías, especialmente cuando
comenzaron a extorsionar a concesionarios de autos usados, tiendas de licores,
clubes nocturnos y bares. Algunos agricultores incluso fueron obligados a
cultivar marihuana para ellos.
Ahora
los titulares sangrientos en los periódicos aparecen casi a diario…
Este mismo mes, una confrontación en Piedras Negras entre policías estatales
y presuntos narcotraficantes derivó en la muerte de cinco sospechosos, entre
ellos el sobrino de otro alto líder de los Zetas,
Miguel Ángel Treviño Morales, alias
el "Z-40".
Horas más tarde, pistoleros mataron a
tiros al sobrino del gobernador estatal Rubén
Moreira, quien es hermano de Humberto Moreira, ex gobernador de
Coahuila y ex presidente del PRI.
El cadáver de José Eduardo Moreira, de 25 años, fue descubierto el 4 de octubre
dentro de su camioneta pick up en un camino rural en las afueras de Ciudad Acuña, ubicada frente a Del Río, Texas. Había sido baleado dos
veces en la cabeza en lo que investigadores consideran fue un asesinato en
venganza. Se sospecha que varios policías estuvieron involucrados.
Lazcano fue muerto cuatro días más tarde cuando infantes de
Marina dijeron habérselo topado de casualidad en Progreso. Más tarde, pistoleros robaron su cadáver de una funeraria
en el vecino pueblo de Sabinas,
luego de que los soldados lo dejasen sin custodia.
La Armada mexicana dijo que desconocía
que habían matado a un alto capo, a pesar de que autoridades policiales
estadounidenses dicen haber confirmado su identidad previamente a que el cuerpo
fuera robado.
Antes de su muerte, algunos residentes
habían escuchado que Lazcano tenía
una hacienda en un pueblo vecino, con tierras que se extendían hasta las
montañas de la Sierra de Múzquiz,
donde podía ocultarse de ser necesario.
Cuando la AP trató de contactar a un minero que vive cerca de esa hacienda,
un familiar respondió por correo electrónico que, debido a que la mayoría de
los habitantes han sido amenazados o extorsionados por el teléfono, y como es
muy probable que las líneas estén intervenidas, no se siente cómodo
compartiendo información.
Humberto Moreira... |
La violencia ha intensificado el
torbellino político en el estado. Humberto
Moreira renunció al PRI en
diciembre debido a los 3.000 millones de dólares en deuda estatal acumulados
durante su gobierno. El ex tesorero estatal está prófugo y un ex asesor cercano
del gobernador es investigado por amasar una fortuna de origen inexplicable.
Este año, seis funcionarios estatales y
federales que trabajaban en Coahuila fueron arrestados bajo cargos de proteger
a los Zetas.
Ni los hermanos Moreira ni Homero Ramos,
Procurador General del Estado, respondieron a las solicitudes para que
proporcionaran sus comentarios al respecto. Humberto
Moreira, también es culpado a menudo por la violencia en el estado.
"Aquí
mucha gente cree que cuando Humberto
Moreira, llegó al gobierno él dejó entrar a los Zetas", dijo en Sabinas
un hombre de 71 años que solía trabajar en un cine y ahora está retirado, el
cual se negó a ser identificado por temor a represalias.
Al parecer los hermanos Moreira están ahora distanciados, aunque ninguno lo ha
reconocido públicamente. Mientras que Humberto
Moreira, dijo que combatir a los cárteles es tarea del gobierno federal, su
hermano les ha atacado agresivamente con una fuerza policial especial del
estado. Alguna gente conjetura que esa batida le costó la vida a su sobrino.
El gobernador no asistió al funeral de José Eduardo Moreira, aunque ha dicho
que perseguirá a los asesinos con toda la fuerza de la ley.
Diana Iris García, sabe lo que es perder a un hijo. Su
vástago de 23 años desapareció en el 2007 junto con su jefe y otro hombre en
camino a una mina de mármol. Desde entonces ella ha tratado desde de averiguar
lo sucedido y dice que las autoridades han hecho poco para investigar.
En el 2009 fue una de las primeras
personas en sumarse a Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Coahuila, un
grupo que busca justicia para familiares y que hasta hace no mucho tiempo no
tenía motivos para existir en el estado.
"Alguna
vez le dijimos en un reunión a Humberto
Moreira que no queríamos que nadie más sufriera este dolor que nosotros ya
sufrimos", afirmó Iris García,
de 55 años. "Desgraciadamente
le toco a él".
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