Por: Jesús Díaz
Mientras que el gobierno no sepa
conducirse en un marco de legalidad y de respeto hacia una sociedad flagelada por
la miseria y la inseguridad pública, las autoridades en sus tres niveles nunca
podrán poner orden y conducir a sus gobernados hacia un futuro promisorio.
La falta de atención de los programas
federales y una ineficiente aplicación de las políticas públicas para mejorar
el nivel de vida de los mexicanos, pone al gobierno federal en el banquillo de
los acusados, que a escasas semanas de concluir la presente administración son
más los desaciertos que ha tenido el gobierno Calderonista que los aciertos obtenidos
a lo largo de estos seis años.
Y es que la sociedad demanda en cada
proceso electivo respeto al derecho del voto, la aplicación de servicios
públicos y sociales, pero en la tardanza de los recursos presupuestados por la
federación está también la desesperación de los ciudadanos, quienes reciben
demasiado tarde y a destiempo los recursos para el pago de Becas, Procampo, Oportunidades, Program y demás apoyos que la federación destina para el campo y la
zona urbana.
Lamentablemente, estos recursos
presupuestados por la federación llegan todo el tiempo tarde a las manos de los
beneficiarios de los programas y proyectos, simplemente, porque el gobierno “jinetea” los recursos desviándolos a otras acciones que no tienen nada que
ver con la asistencia social y la obra de gobierno.
Otros funcionarios abusando del poder que
ejercen aprovechan a realizar “transacciones” que les reditúa buenos dividendos,
por lo que parte del dinero se va a cuentas personales en bancos locales y del
extranjero, y lo demás llega a los grupos de beneficiarios rasurado, lo que
impide cumplir cabalmente con los proyectos presentados por la misma sociedad
para formalizar una empresa familiar.
El poder político es un medio en el cual
se busca el bien de una sociedad, es una herramienta al servicio del hombre
para conducir mediante políticas públicas el destino de un pueblo o nación.
Sin embargo, el gobierno en sus tres
niveles no lo aplica así, busca su propia conveniencia abusando del poder
político que ostenta y aplicando a su
manera las políticas públicas, desviando proyectos y recursos a su antojo, y
prostituyendo las leyes que aprueba el Congreso.
El Poder es en definitivo el medio que
una comunidad ha legitimado para alcanzar acuerdos y decisiones colectivas, que
influyan en cada miembro de la sociedad.
Este 1 de Julio de 2012, los mexicanos
tuvimos la oportunidad de “votar por
el cambio”, por un gobierno honesto
que aplique las leyes en beneficio de una sociedad que hoy sigue exigiendo
justicia y manifestando en las calles su descontento por la mala aplicación de
los programas de gobierno.
Pero ¿Será este el cambio que la sociedad
esperaba? porque el cambio de gobierno fue solo de partido, pues tanto el PRI como el PAN están unidos con el mismo cordón umbilical, son Partidos
Políticos que nunca permitirán que el PRD
gobierne al país por ser de izquierda y porque atenta contra sus intereses
económicos, porque son partidos que están sometidos al poder de un Sistema
Neoliberal que lejos de sacar de la pobreza a más de 70 millones de mexicanos,
la siguen oprimiendo y la cifra de pobres continuará a la alza por seis años
más.
El
neoliberalismo que nos impuso el viejo régimen priista y continuado por el
gobierno panista en los últimos 12 años, fue solo para enriquecer a la clase
empresarial y pudientes políticos que defienden al Sistema neoliberalista para
su propia conveniencia, no para defender los derechos de la clase media y
asalariada.
Ya lo vivimos en las pasadas elecciones
del 1 de Julio con el triunfo del priista Enrique
Peña Nieto, virtual Presidente
de México que arribará a los “Pinos”
en noviembre próximo para dirigir los destinos de un país en decadencia;
detrás de él se ve la mano de empresarios poderosos que financiaron su campa política,
entre ellos Televisa, TV Azteca, Maseca, los Chedraui, Coppel, Soriana, Telmex, Wal-Mart, y otras cadenas
internacionales que hoy deben al fisco millonarias sumas de dinero y que saben
que por seis años más continuarán evadiendo sus impuestos fiscales y engañando
a la sociedad con “Fundaciones” y otras transacciones que hagan con
el gobierno para evitar pagar sus adeudos a la federación.
Pero los que pagarán estos desfalcos al
fisco son las medianas empresas y pequeños contribuyentes que seguirán
sufriendo persecuciones al estilo “Terrorismo
fiscal” para poderse al corriente
con sus pagos de impuestos, tal y como está sucediendo en los últimos dos meses
en que el SAT está requiriendo a los
contribuyentes menores la liquidación de sus adeudos o la cárcel por evasión
fiscal.
Es por eso que en las entidades
federativas muchas empresas están siendo auditadas para determinar el monto de
sus adeudos fiscales y haciéndose acreedores a multas por no ponerse al corriente
en sus declaraciones y no pagar a tiempo
sus adeudos con el fisco.
Esperemos que Enrique Peña Nieto, cumpla con sus promesas de campaña para mejorar
el nivel de vida de los mexicanos que hoy vive flagelado por una mala política
en materia económica, por la inseguridad pública, la falta de empleos bien
remunerados y la desintegración familiar.
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