· Tras llevar a cabo su tercer, y mayor, ensayo nuclear, el régimen comunista no sólo le planta cara a Occidente, sino que desafía a su tradicional aliado, quien muestra señales de empezar a perder la paciencia…
Corea del Norte vuelve a desafiar. Tras
llevar a cabo este martes su tercera, y mayor, prueba nuclear, el hermético
régimen comunista no sólo le planta cara a Occidente, que busca evitar que el
país se convierta en una potencia nuclear, sino que esta vez el reto alcanza a
su tradicional aliado, China.
“La prueba atómica fue conducida como parte de las medidas
para proteger nuestra seguridad nacional y soberanía contra la hostilidad
temeraria de Estados Unidos que viola los derechos de nuestra república para el
lanzamiento pacífico de un satélite”,
señaló la agencia estatal norcoreana KCNA.
Horas después del ensayo, el Ministerio
de Relaciones Exteriores norcoreano aseguró que, de mantenerse la “hostilidad” estadounidense, el país emitiría “respuestas más fuertes”.
Se trata de la primera prueba de este
tipo bajo el gobierno de Kim Jong-un,
quien se cree tiene 29 años.
Bajo el mandato de su padre, Kim Jong-il -fallecido en diciembre de
2011- Pyongyang realizó dos pruebas
(2006 y 2009), pero esta vez utilizaron un dispositivo nuclear más pequeño y
liviano, y con una 'una mayor fuerza explosiva', indicó KCNA.
El gobierno surcoreano señaló que la
explosión tuvo una potencia de entre seis y siete kilotones, poco menos de la
mitad de los 15 kilotones de la bomba que Estados Unidos lanzó sobre Hiroshima
en 1945.
Observadores indican que la explosión
subterránea puede colocar al país más cerca de construir una cabeza nuclear lo
suficientemente pequeña para colocarla en un misil de largo alcance.
La reacción de Occidente fue inmediata.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reúne este martes para tratar el
asunto.
Corea del Norte había amenazado el 24 de
enero con realizar un nuevo ensayo en respuesta a una resolución de la ONU que extendía las sanciones por el
lanzamiento de un cohete de largo alcance en diciembre.
El programa nuclear norcoreano ha sido
una preocupación para Occidente durante más de dos décadas.
Varias rondas de negociaciones internacionales
en medio de un estricto régimen de sanciones, un proceso que se ha descrito
como un juego del gato y el ratón, parecen haber hecho poco para frenar las
ambiciones nucleares de Corea del Norte.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, aseguró que el nuevo
ensayo era “un acto altamente
provocador” y el secretario general
de la ONU, Ban Ki-moon, señaló que era una “clara y grave violación de las resoluciones del Consejo de
Seguridad”.
Un problema para China…
Mayor
atención se centra esta vez en la reacción del gobierno de China, principal
aliado y socio norcoreano.
Pekín,
es crucial en este conflicto, pues se sospecha que ha empezado a perder la
paciencia con Pyongyang.
Y debe hacer equilibrio entre mantener una
buena relación con Estados Unidos y seguir siendo clave con Corea del Norte.
El gobierno expresó que se opone “firmemente” al ensayo, urgió al régimen a no emprender más acciones que “empeoren la situación” y subrayó que China apuesta por la “desnuclearización de la península, la
prevención de la proliferación nuclear y el mantenimiento de la paz y la estabilidad
en el noreste de Asia”.
En enero, y con un lenguaje que se describió
como “inusualmente directo”, China advirtió a Pyongyang que “no dudará” en reducir
la ayuda que le otorga si procedía con su prueba nuclear.
El problema ahora es ver cómo puede
reaccionar la comunidad internacional sin generar una crisis aún mayor, pues
las varias sanciones que pesan sobre Corea del Norte parecen no tener un gran
impacto.
La única verdadera presión viene de la
mano de China. El nuevo ensayo, agrega, coloca a la política exterior china en
el centro de la escena.
Por un lado tiene que condenar el ensayo,
China quiere ser vista como una potencia responsable, pero otro lado no creo
que China quiera que Corea del Norte vea su reacción como un fin de la ayuda y
de la amistad.
Ayuda y petróleo…
En medio de esta situación, agrega, China
“puede servir de mediador, acercar a
las partes, para que se den cuenta que es crucial alcanzar un acuerdo”.
La única sanción que realmente podría
afectar al régimen norcoreano sería la suspensión de la ayuda y el petróleo
chino. Pero hasta ahora, China ha demostrado temerle más a un inestable vecino
que a los avances nucleares, subraya el diario estadounidense The New York Times.
Tras las amenazas norcoreanas de las
últimas semanas, esta publicación agrega que con frecuencia Pyongyang ha querido mostrar su poderío
tras sentirse ignorado.
No se descarta, dice The New York Times, que Kim
Jong-il esté siguiendo un guión muchas veces utilizado por su padre, en el
que el líder norcoreano provoca a la comunidad internacional para conseguir
ayuda a cambio de retornar a la mesa de negociaciones.
Los analistas también estiman que ante la
proximidad de nuevas sanciones, el gobierno de Corea del Norte haya querido
mostrar su liderazgo puertas adentro, especialmente frente a las Fuerzas
Armadas… (FUENTE: BBC Mundo).
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