“Desde
que tengo memoria tomamos este refresco
en mi familia, desde que yo era tan chiquita que ni recuerdo cuando empezó este
hábito”, dice Teresa sin perder el aspecto de mando mientras sirve el líquido
negro en un vaso de vidrio y se le agua la boca. “Mi nieto, por ejemplo, tiene 2 años y le damos siempre su vasito
de coca, nos la pide porque ve que todos toman”.
Gerardo
Zárate, sonríe y el resto de la
familia ríe divertida en señal de aprobación mientras ingieren largos tragos de
la bebida e ignoran todo lo que su hábito de consumo implica para la salud y
para una polémica campaña que llama a no consumir productos estadounidenses en
repuesta a los ataques antimexicanos del presidente estadounidense Donald Trump, quien por cierto, es uno
de los accionistas mayoritarios de esta firma. “No tengo idea de dónde proviene la empresa que hace la Coca Cola”, confiesa sin titubeos,
restándole importancia.
– De Estados Unidos- responde el Gerardo Zárate, el sobrino de visita en
el condominio con tanta confianza que puede levantarse a husmear el contenido
del refrigerador que alberga más coca colas: tres litros que rendirán lo que
resta del día y quizás para la madrugada, cuando Teresa se levante y requiera consumir más: en cuanto ella se
despierta lo primero que hace es tomar un vaso.
¡No sabía que Coca Cola es una empresa de EEUU! Zárate arquea las cejas. “Pero
yo no la dejo de tomar, de todos modos. Hemos tratado apoyar a los productos de
México tomando otros refrescos (Pascual, Jarritos, por ejemplo), pero no estoy
muy convencida, porque el sabor de los otros no es igual, casi no nos gusta”, dice con una mueca de descontento.
“He
intentado dejar de tomarla cuando estoy a dieta, pero el problema es que no
aguanto tanto y, después de unos días en que bajamos de peso rápido, volvemos a
consumirla”.
El hábito de los Zárate no es un caso aislado. Según el informe anual de Brand
Footprint de Kantar Worldpanel, empresa de medición de paneles de consumidores
continuos, en el último año, 99% de los mexicanos compraron en 82 ocasiones
(promedio) alguna de las presentaciones de Coca-Cola,
la compañía con mayor presencia en el país.
El gusto por esta bebida prevalece a pesar
de los múltiples vendavales en su contra, incluido un impuesto que comenzó a
operar en 2014 que inconformó a la compañía, así como una campaña de
organizaciones civiles que la han asociado con la diabetes y la obesidad,
las principales causas de muerte en México.
“Si
tomamos en cuenta que un mexicano promedio consume 163 litros al año de bebidas
azucaradas no debemos sorprendernos que uno de cada 3 niños y que siete de cada
10 adultos tenga sobrepeso u obesidad, que tengamos una de las
mayores incidencias de diabetes, muertes por diabetes (80 mil en 2013) y
de amputaciones debido a la diabetes (75 mil personas amputadas por
esta causa en 2013)”, detalló Alejandro Calvillo, sociólogo del
Colegio de México.
“Sí,
sí, nos han dicho que puede provocar diabetes
pero mientras no me pase nada, a mi qué”,
advierte Teresa Zárate en la
comodidad de su hogar poco antes de salir a trabajar en su negocio familiar de
comida.
Todos se ríen, aunque la enfermedad lo
acecha. Dos de los hermanos y el papá de Teresa
tienen diabetes.
“Nosotros
no pensamos en consecuencias, en nada, simplemente la consumimos porque nos
gusta. No digo “ay, mañana él va a
estar enfermo”. Como veo que no pasa
nada (o eso creo), después de tanto tiempo, no veo por qué cambiar”.
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