La selección brasileña no pudo con todas las oportunidades de gol que tuvo, gracias a un partido excelso de Guillermo Ochoa, y todo terminó en marcador igualado…
El 0-0 más memorable de México llegó en
el Castelao de Fortaleza, contra Brasil. La selección de México compartió los
créditos de protagonista con el favorito a ganar el Mundial en una noche donde Guillermo Ochoa fue el héroe del
partido.
Como quien desafía a los toros, la
selección mexicana salió con una franela roja en busca de de la portería
contraria, pero siempre con un inherente nerviosismo. Lo de Brasil fue más como
un pánico escénico que se fue disipando a medida que controlaban el mediocampo.
Fue apenas a los 13 minutos cuando llegó
el verdadero temor para el Tri. Marcelo
no dejó de intentar centros por la izquierda brasileña, pero solo encontró
rebotes. Era un caos el poste derecho del Tri y el balón alcanzó a conectar con
Fred, sin embargo su humanidad envió el esférico para un saque de meta de los
visitantes.
La falta de serenidad no permitía a los
de Norteamérica entrar con balón controlado al área, pero Héctor Herrera mostró
una alternativa. Desenfundó un derechazo de larga distancia que tenía como
objetivo la parte alta de la portería y que obligó a Julio César a emplearse a fondo
Pero ninguna jugada en todo el primer
tiempo levantó tantas emociones como la que se suscitó a los 25 minutos, cuando
toda la potestad brasileña se resumió en un centro por derecha que Neymar remató. El balón iba destinado a
la parte baja de la portería, hasta que apareció un lance de Guillermo Ochoa y
el balón fue rechazado en la línea de gol.
Hubo algunos turnos para que México
moviera el balón en el campo, pero la esférica nunca se vio cómoda en el área
brasileña y fueron superiores los intentos de media distancia como Miguel Layún y Juan José Vázquez, que los intentos de gambetas de Herrera o los mismos centros.
El Tricolor prometió se vio aplicado al
ataque y en la recuperación del balón, pero tuvo dos grandes fallos a la
defensa. El segundo (43’), tan amenazador como el cabezazo que le ganó Neymar a Márquez. Ochoa se
confirmó como salvador. Quedó solo contra tres brasileños que rompieron al
fuera de lugar, achicó al cabecilla y la pelota se estrelló en su fas.
Pasaron 10 minutos del segundo tiempo y
México se adueñó del balón. No había conexión con los delanteros, pero el
equipo de Herrera no necesitaba esa asociación para poder generar riesgo y el
tiro de media distancia fue el estandarte de las embestidas aztecas.
Ninguno de ellos con suficiente
precisión, pero Brasil vivió en su media cancha por 10 minutos.
Brasil era el designado para los
contragolpes. Y aprovechaban todos para desplegarse hacia el ataque. La misión
tricolor estuvo en cerrar las arterias hacia el centro del campo con marcas
escalonadas, sin reparar en las faltas.
Con dos equipos que no saben más que
proponer el juego, llegó la oportunidad de Brasil para atacar, y con mucho peligro.
Los fierros verdeamarela amenazaban con disparar, pero siempre preferían una
segunda jugada que permitiera internarse al área. Esa obsesión estuvo cerca de
fructificar a la hora de juego. Un remate a bocajarro de Neymar que volvió a
rechazar Ochoa.
Ya a los 77 minutos, se pudieron
contabilizar tres barridas: Héctor
Moreno, ‘Maza’ Rodríguez y Rafa Márquez fueron la salvación para
alejar el balón, cuando estaba en el borde del área, en control del rival.
Brasil siguió intentando con mayor empuje
que buen juicio, pero sufrió en tiempo agregado. Nuevo tiros de media
distancia, el más peligros de ellos fue de Guardado con un zurdazo que se fue
alto. Jiménez dio la mejor amenaza de derrota a Brasil con un tiro cruzado que
rechazó Julio César y por suerte no
cayó en los pies de ‘Chicharito’.
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